"Congelemos el precio de los productos de primera necesidad y hagamos pagar a los especuladores de la guerra"

Análisis
Author
Raoul Hedebouw
ptb.be

Discurso del Primero de Mayo 2022
Raoul Hedebouw, presidente del Partido del Trabajo de Bélgica (PTB)

Jessica, una trabajadora del aeropuerto, me cuenta que ha estado durmiendo en su coche para ahorrar combustible. Escuchar que los trabajadores duermen en sus coches porque ya no pueden pagar la gasolina para ir al curro: ¿Quién iba a pensar que se podrían llegar a escuchar este tipo de historias en uno de los países más ricos del mundo? Y, sin embargo, son ciertas. Y Jessica no es la única. Hoy día hay decenas de miles de Jessicas.

Nora es madre soltera, me dice que las semanas que no tiene a los niños, no calienta la casa. Hay decenas de miles de Noras. ¿Quién iba a pensar que se podrían llegar a escuchar este tipo de historias en uno de los países más ricos del mundo? Y, sin embargo, son ciertas.

En todas partes, desde AGC Moustier en Namur, hasta ArcelorMittal en Gante, pasando por Audi en Bruselas, las y los trabajadores vienen a verme diciendo "Raoul, ya hemos pasado momentos difíciles, ya no podemos más, no vamos a aguantar. Tenemos que actuar rápido o nos hundiremos".

Stop a la especulación, congelemos los precios

Algunos, como Joe Biden o Alexander De Croo, nos dirán que es debido a la guerra provocada por Rusia. De todos modos, la culpa nunca es suya, siempre es de los demás: rusos, chinos, marcianos o refugiados. Sin embargo, los precios ya estaban subiendo antes de la guerra en Ucrania. Por el momento, apenas hay problemas de suministro. No, la razón principal por la que los precios son altos es la especulación, el afán de lucro, el capitalismo. Incluso el Primer Ministro De Croo se ha visto obligado a admitir que "el mercado se ha vuelto irracional", que se ha vuelto loco. Si hasta los liberales tienen que reconocerlo... Pero claro, se limitan a constatarlo.

La realidad es que hay gigantes económicos que se están aprovechando de la guerra para hacerse con muchísimo dinero a nuestra costa. Cada semana, cuando vas a la gasolinera, te encuentras con ellos al otro lado de la manguera. Nos están chupando el dinero como nunca antes. Cada vez que se aprieta el gatillo de la manguera, millones de euros van a parar a sus arcas. Estos especuladores de la guerra son las multinacionales del petróleo y del gas. Total obtuvo un beneficio récord de 14.000 millones de euros el año pasado. Anteayer anunciaron un beneficio de 9.000 millones tan sólo en el primer trimestre de 2022. Sus beneficios se están disparando como nunca antes. Mientras nosotros la diñamos.

Lo mismo sucede con lo que ponemos en nuestros carritos de la compra y en nuestros platos, y con nuestras facturas de la luz o del gas. En todos estos sectores, hay gigantes que se están beneficiando de su situación casi monopolística, que controlan la mayor parte del mercado y que fijan libremente los precios.

Pero todo esto no podría funcionar sin tener cómplices en el atraco. Y estos cómplices son los políticos de los partidos tradicionales que han dejado al mercado campar a sus anchas durante todos estos años. Y aún hoy, a pesar de sus bonitos discursos, lo siguen dejando. Bueno, no, eso no es cierto, habían decidido algo de hecho. No sé si os acordáis. El pasado 14 de marzo decidieron reducir el impuesto sobre consumos específicos en 17 céntimos por litro... 17 céntimos. ¡Cuatro días más tarde, el alza de los precios ya se lo había comido todo! ¿De quién se están riendo?

No, lo que hace falta es intervenir estratégica y firmemente para romper con los mecanismos del mercado que son incapaces de resolver la crisis de precios de la energía. Por eso, en este primero de mayo, desde el PTB lanzamos nuestra propuesta de congelación de los precios de los productos energéticos y de los bienes de primera necesidad como la harina, la sémola, la pasta e incluso las patatas. Congelar los precios, para proteger a todos los trabajadores y trabajadoras. No les toca a ellos pagar la crisis. ¡Que paguen los especuladores de la guerra!

Y que no vengan a decirnos que no es posible. En el caso de la gasolina y el diésel, proponemos reducir a cero los impuestos sobre consumos específicos, lo que conduciría a los combustibles a un precio máximo de 1,4 euros/L. En el caso del gas, proponemos poner fin a todos los mecanismos de liberalización del sector que han llevado a que el 80% del gas se venda en los mercados bursátiles y retomar los contratos a largo plazo entre Estados con precios fijos que neutralicen la especulación.
En el caso de la electricidad, proponemos suprimir el sistema de fijación de precios del mercado europeo, que consiste en calcular el precio de la electricidad en base a la central más cara.
Esto permitiría controlar los precios de la energía, el problema más acuciante en la actualidad.

Pero eso no es todo. Muchos jóvenes, incluso los que tienen trabajo, tienen dificultades para encontrar una vivienda. No es normal. Empecemos por congelar las subidas de los alquileres y de los seguros. Y congelemos también el precio de los alimentos básicos. El control de los precios y la imposición de precios máximos para los productos básicos ya han existido en el pasado. Esto solía ocurrir con el pan en particular y podemos reintroducir este mecanismo. Se puede hacer aquí y ahora.

Son los especuladores de la guerra y los multimillonarios quienes deben pagar la crisis

Esta congelación de los precios puede financiarse haciendo pagar a los especuladores de la guerra, introduciendo una contribución especial sobre los excesos de beneficio de las multinacionales de la energía, la agroindustria, la banca y los seguros.

También llevamos 15 años defendiendo un impuesto a los millonarios. Durante todo este tiempo, las desigualdades no han hecho más que aumentar. Investigadores británicos acaban de calcular que el 1% de las personas más ricas de Bélgica poseen una cuarta parte de toda la riqueza del país. 664.000 millones para ellos solitos.

Así que ahora escucho voces, en este 1ero de mayo, que invitan a "ir a buscar el dinero donde se encuentra". Paul Magnette, Conner Rousseau, Kristof Calvo, Joachim Coens [presidentes de partidos socialista, ecologista y democristiano]: de repente, todos se despiertan. Sienten nuestro cálido aliento en sus cuellos. Mejor aún. El PTB está haciendo lo que los partidos de la izquierda tradicional no han conseguido hacer en los últimos 20 años, es decir, girar los discursos políticos de nuevo hacia la izquierda.

Pero tendremos que seguir presionando, amigos. Por el momento, no son más que discursos. Ya el año pasado, en el 1ero de mayo, los socialistas amenazaron con congelar los dividendos si persistía la congelación salarial. ¿Y qué hemos visto? A partir del 2 de mayo la promesa ya se les había olvidado, los salarios han seguido congelados para los trabajadores y los dividendos han seguido fluyendo para los accionistas. No aceptaremos nuevamente las falsas promesas.

El Primero de Mayo es, desde hace 136 años, una jornada de lucha de la clase obrera en todo el mundo. Un día en el que el mundo del trabajo plantea sus reivindicaciones a la ofensiva y se moviliza para nuevas conquistas. Hoy decimos que hay que congelar los precios de los productos de primera necesidad y que hay que hacer pagar a los especuladores de la guerra para proteger al conjunto de la clase trabajadora.

El Primero de Mayo es un día de la clase trabajadora. Y tengo que decir que este no es el día del Movimiento de los Ricos [refiriéndose al partido neoliberal MR] que, con su presidente Georges-Louis Bouchez, intenta hacerse popular cuando en realidad defiende a los grandes accionistas y se opone a todo progreso de los trabajadores. No es el día del Falso Belang [refiriéndose al fascista Vlaams Belang], que se presenta como "flamenco y social", como "sindicato del flamenco ordinario" pero que se opone a todo impuesto sobre la fortuna, que divide a los trabajadores y que quiere debilitar a sus organizaciones, los sindicatos.

Liberemos nuestros salarios

Está el problema de los precios y del dinero que vuela de nuestra cartera. Y luego está el problema de lo que entra en nuestra cartera. Me refiero a los salarios de la clase trabajadora, por supuesto. La patronal se opone a todos los aumentos salariales. Al Sr. Timmermans, el jefe de los jefes de la Federación de Empresas belgas FEB, le importa un carajo. Él no tiene problemas para llegar a fin de mes. Además, no sólo le da igual a él. El año pasado todos sus colegas, los grandes jefazos de las grandes empresas en Bélgica, recibieron un aumento salarial del 14% de media. ¿Os dais cuenta? Los mismos tipos que claman al cielo porque los trabajadores quieren más de un 0,4% de aumento, son precisamente los que se están embolsando un 14% para sí mismos. Consejos vendo que pa mí no tengo, como se suele decir.

Nos dicen los partidos de derechas, desde el Open VLD, neoliberal, hasta la N-VA, flamenca nacionalista, que: "Si aumentamos los salarios dejaremos de ser competitivos con respecto a otros países". Llevan 200 años dándonos la lata con el mismo argumento. Sinceramente, si los pioneros del movimiento obrero hubieran aceptado este argumento cuando quisieron sacar a los niños de las minas, nuestros hijos aún seguirían trabajando allí. Vayamos a buscar el dinero en otra parte que no sean los salarios. En los beneficios, por ejemplo.

El año pasado, las grandes empresas que cotizan en bolsa obtuvieron un beneficio de 21.000 millones. 21.000 millones en un solo año. 21 con 9 ceros detrás. ¿Os dais cuenta? Que dejen de decir que no hay margen para aumentar nuestros salarios. Es la clase trabajadora la que crea todas esas riquezas, no los accionistas.¿Cómo pueden los socialistas y los verdes seguir apoyando esta congelación salarial del 0,4% del gobierno?

Y el Vlaams Belang, de nuevo hablemos de ello. "Flamenco y social" dicen. Pero, ¿qué votaron en 2017, en el proyecto de ley de refuerzo de la congelación salarial del gobierno de derechas MR-N-VA? Votaron a favor. Esta es una vez más la verdadera cara de la extrema derecha. Detrás de su demagogia y de su política de división, resulta que está al servicio de las grandes empresas, sencillamente.

Los sindicatos tienen razón al ponerse firmes. Las casi 90.000 firmas que han recogido en todo el país, en unas pocas semanas de frente común por la revisión de la ley salarial de 1996, muestran la magnitud del apoyo con el que cuenta esta reivindicación. Junto a mi difunto camarada, Marc Goblet, presentamos un proyecto de ley en el Parlamento para poner fin a esta congelación salarial. Es hora de que esto se mueva, es hora de votar esta propuesta. Los sindicatos han convocado una gran manifestación nacional el 20 de junio en las calles de Bruselas por la revisión de esta ley. Haremos todo lo que esté en nuestras manos para ayudarles en esta lucha.

Pan y paz

Ya he hablado de los que se benefician de la guerra. El capitalismo y la guerra están íntimamente ligados. Sea ahora en 2022, sea antes, la búsqueda de beneficios y los intereses económicos -petróleo, gas,...- siempre han sido el motor de las guerras. Como dijo Jean Jaurès, el líder socialista francés asesinado justo antes de la Primera Guerra Mundial, "El capitalismo lleva dentro la guerra como la nube la tormenta". Esto vale para los oligarcas rusos que apoyan a Putin en su guerra contra Ucrania, obviamente. Y también vale para los demás imperialismos. ¿Qué creéis, que Joe Biden y compañía vienen a vendernos su gas de lutita por caridad, para hacernos un favor? Los Estados Unidos de América no son una ONG. Ganarán muchísimo dinero vendiéndonos su gas de lutita hipercontaminante. La explosión del gasto militar es, toda ella, en beneficio de los comerciantes de armas, de nuevo en su mayoría estadounidenses como Lockheed Martin. Y mientras algunos se benefician de la guerra, otros pagan sus duras consecuencias. En Ucrania, por supuesto, pero también en otras partes del mundo, donde la explosión de los precios de la energía y de los alimentos están provocando auténticas crisis y probablemente hambrunas el día de mañana, como en Sudán y en Somalia.

El pan y la paz. Esta es una consigna histórica del movimiento obrero. Al igual que las mujeres de San Petersburgo que se manifestaron bajo este lema el 8 de marzo de 1917. Con ello provocaron la caída de la autocracia de los zares de Rusia y contribuyeron al movimiento que puso fin a la carnicería de la Primera Guerra Mundial. También fue una consigna del Frente Popular en los años 30, cuando luchaba contra las consecuencias de la crisis y el ascenso del fascismo. De nuevo hoy, la clase obrera tiene un papel esencial que desempeñar en la batalla por la paz. Hoy día seguimos luchando por el pan y por la paz frente a la miseria y la guerra a la que nos arrastra el capitalismo.

Esperanza

Camaradas, las contradicciones del sistema se agudizan cada vez más. Ya sea por el clima, la guerra o las desigualdades sociales, tanto los trabajadores como la juventud buscan una alternativa a esta sociedad del beneficio a toda costa. Tenemos la enorme responsabilidad, nosotros, con nuestro partido, de ofrecer una perspectiva de esperanza para las luchas que se avecinan.

Frente a nosotros hay dos bloques. El bloque de los partidos tradicionales que defienden el statu quo y los dogmas liberales. Pero también está el bloque nacionalista del odio, con los partidos de la derecha y de la extrema derecha del norte del país.

Lo mismo está ocurriendo en toda Europa, más recientemente en Francia. El bloque nacionalista se presenta como una alternativa, pero no lo es. Su papel es reforzar el sistema y dividir a la clase trabajadora para poder gobernar mejor. Quieren dividirla entre el norte y el sur, entre personas de diferentes orígenes, entre trabajadores con y sin empleo. Estos partidos -como el Vlaams Belang aquí o el RN en Francia- se oponen al pago de impuestos de las grandes fortunas y votan a favor de la congelación de los salarios, pero intentan hacernos creer que si tenemos tan poco es por culpa de los valones, de los parados o de los inmigrantes. Propagan la división porque saben que la unidad es la fuerza de la clase trabajadora.

La tradición del Primero de Mayo, de la Internacional, de la izquierda en general, es que los trabajadores de todos los países se unan, sin establecer distinciones, sea cual sea su origen, su color de piel o su religión. Tanto en Molenbeek [comuna popular de Bruselas] como en otros lugares. Porque son trabajadores de todos los orígenes quienes producen la riqueza de este país, quienes construyen los metros, quienes limpian las calles, quienes cuidan, quienes enseñan. Es un valor central dentro del socialismo 2.0 que defendemos y quienquiera que se aleje de él, no estará trabajando por la emancipación del mundo del trabajo.

Somos la fuerza de la esperanza. Estamos demostrando que es posible tener una alternativa de izquierdas que suba tanto en el norte como en el sur del país. También lo vimos en Francia con la auténtica izquierda que vino a alterar el partido entre Emmanuel Macron y Marine Le Pen. Cuando la izquierda tiene un mensaje claro y sin reservas, puede recuperar su brillo. Puede entusiasmar a la juventud y movilizar a amplios sectores de la clase trabajadora. Es lo que hacemos también aquí en Bélgica, en Flandes, en Valonia y en Bruselas.

Frente a nosotros, tenemos el mundo de las finanzas y las grandes empresas. Pero con nosotros, tenemos potencialmente a millones de personas. Convirtamos esta esperanza en realidad.

¡Feliz 1ero de Mayo a todas y a todos!

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