Entrevista con Francis Dagrin, diputado-obrero del PTB

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¿Conoces a algún diputado que pase dos días a la semana trabajando en una línea de producción en una fábrica? Este es Francis Dagrin, un diputado del PTB en el Parlamento de Bruselas.

¿Un diputado que sigue trabajando en la fábrica?

Francis Dagrin. Así es, sí, fui elegido como miembro del Parlamento de Bruselas en mayo. Es mi primer mandato. Vengo del ámbito sindical, del ámbito obrero. He sido delegado sindical en una empresa durante unos 20 años. Y efectivamente era un trabajador, y sigo siendo un trabajador. Dos días a la semana, sigo trabajando en la fábrica, en una fábrica de ensamblaje de automóviles.

Calle-consejo-calle

Para mí, es muy importante mantener este contacto con la base, con los trabajadores. Funciono como una esponja. Lo que escucho, lo llevo al Parlamento.

¿Entonces no ha querido cortar el contacto con el mundo obrero y es así como concibe su mandato? ¿Significa eso que ser diputado de Bruselas no era un trabajo a tiempo completo? ¿No era suficiente como para ocupar toda la semana?

Francis Dagrin. Para funcionar bien como parlamentario, para mantener los pies en la tierra, el contacto con la realidad, hay dos cosas que son importantes. Por un lado, vivir con el salario normal de un trabajador, que es el caso de todos los cargos electos del PTB. Y, por otro lado, seguir escuchando a la gente. Hemos teorizado esto en un concepto que es "calle, consejo, calle". Escuchamos a la gente en la calle, y en mi caso, en la fábrica. Informamos de lo que hemos escuchado al consejo, en mi caso, al Parlamento. Y luego volvemos con la gente para explicarles lo que ha pasado.

Stop al impuesto kilométrico. Por un transporte público eficiente.

La última reacción que he escuchado en la fábrica ha sido de enorme enfado tras el comunicado de prensa del gobierno informando que había un impuesto kilométrico.

¿Por qué el PTB está en contra de este sistema? ¿No es una buena idea que quienes no usen su coche, mientras sigan sin usarlo, no paguen impuesto?

Francis Dagrin. Esta mañana, leí un mail de Nadia. Creo que se lo ha enviado a muchos diputados. Ha explicado que es una mujer que vive sola. Tiene dos hijos. Y explica que hace dos años se tuvo que comprar un coche nuevo, por el que pagó 7594 euros, porque Bruselas había introducido la zona de bajas emisiones y su viejo coche ya no cumplía con la normativa. Explica que tiene que conducir a sus hijos hasta la escuela, que necesita su coche y que no podría hacerlo de otra manera. Me gustaría leerle solamente su conclusión: "El gobierno no nos escucha. ¿Entonces qué tenemos que hacer para que nos escuchen? La vida es muy cara en Bélgica, y cada año, los políticos nos ponen palos en las ruedas. Por favor, ayúdenos, se lo suplico. Estoy sola con dos niños.”

Por lo tanto, como usted podrá entender, con este tipo de testimonios en la mano, vamos a seguir diciendo que este impuesto es antisocial. Antes le expliqué que había sentido un enorme enfado entre los trabajadores, mis compañeros de la fábrica. Para nosotros, es muy, muy importante escuchar lo que la gente dice. Hay una oposición a esta tasa. Y hemos lanzado una petición contra esta tasa. En poco más de una semana, ya hemos conseguido 10.000 firmas. Hubo una manifestación. Fue la primera. Vemos que es importante.

Francis Dagrin, ¿qué quiere decir eso? ¿Significa que renunciamos a cambiar la fiscalidad sobre los coches y a intentar reducir el número de coches que entran en Bruselas cada mañana?

Francis Dagrin. Bueno, tampoco somos pro coche. Nos gustaría que hubiera inversiones en alternativas a los coches. ¿Y qué nos dicen los trabajadores? Nos dicen que no están en contra el hecho de no tener coche. No es una preocupación. Nos dicen que hacen falta tres cosas.

En primer lugar, hace falta que no sea demasiado caro usar el transporte público. Y aquí estoy pensando particularmente en los precios del transporte público, pero también en el coste de los parkings que están cerca de las estaciones de tren. Son parkings de pago, como en la entrada de Bruselas. Y cuestan varios euros al día.

Por otra parte, también hace falta que no tarden mucho. Cuando trabajas ocho horas al día, y no siempre es un trabajo fácil, y además le añades el tiempo de viaje que podría alargarse varias horas si usas el transporte público en algunas situaciones hoy en día... Necesitamos un transporte público que esté más cerca de la gente y que sea más numeroso.

En tercer lugar, está la comodidad del transporte público. No es raro que en nuestros tranvías o trenes, en las horas punta, viajemos de pie. Es inadmisible. Para que la gente renuncie a su coche, hay que invertir en el transporte público. Forma parte de las prioridades.

 

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